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Trucos para mantener las estancias de casa más frescas en verano

Cerrar las persianas, reducir el uso de las fuentes de calor, usar sábanas de algodón y aprovechar el frío de las madrugadas para abrir las ventanas y crear corrientes que refresquen la casa son algunas ideas para conseguirlo.

El verano trae consigo muchas cosas buenas, pero entre ellas no se encuentra el calor sofocante. ¿Un poco de calor? Bien. ¿Sentir que uno se derrite? Mal. Ante la inminente llegada de ese infierno que parece instalarse en cada uno de los rincones de nuestra casa en ocasiones, muchos deciden tirar de aire acondicionado u optar por poner ventiladores en todas las habitaciones; a corto plazo todo esto maravilloso, por supuesto, pero cuando llega la factura de la luz a final de mes… Entonces la solución ya se nos antoja algo menos eficiente y sobre todo, algo más dolorosa.

Para evitar que nuestras facturas se disparen en exceso y darle un pequeño respiro a nuestros bolsillos, hoy te traemos algunos trucos con los que podrás enfriar tu casa en verano o evitar que entre un calor excesivo sin tener que recurrir a los aparatos eléctricos.

Evitar la entrada de calor: cierra las persianas

Las persianas, ¿mejor subidas o mejor bajadas? La cuestión es igual de polémica que la clásica discusión por el aire acondicionado en las oficinas y, aunque a muchos pueda resultarles obvio, lo cierto es que algunas personas aún ignoran que abrir las ventanas y persianas de par en par en busca de aire fresco puede ser, a según qué horas del día, contraproducente.

Es más, el 30% del calor acumulado en una estancia procede de las ventanas. ¿Lo sabías? Usar cortinas, toldos y bajar las persianas puede reducir la temperatura de una habitación unos 6 grados, lo que a la larga se traduce con rebajas en las facturas de la luz de hasta el 7%. Resumen: es mejor bajar las persianas, ya que nos permiten sombrear las habitaciones y bloquear la entrada de calor procedente del sol.

¿Y qué ocurre con las ventanas? ¿Las abrimos? La pregunta va en la misma línea que el tema de las persianas, aunque en esta ocasión la respuestas no es tan clara: depende. Lo mejor es apostar por las ventanas cerradas o mínimamente entornadas durante las horas centrales del día, si bien por las mañanas y noches debemos abrirlas para permitir la entrada de aire fresco al hogar.

No te olvides de las puertas

Una forma de evitar que el calor se reparta por toda la vivienda es procurando cerrar aquellas habitaciones que reciben el impacto directo del sol, o bien aquellas que no se usan tanto, para así mantener las otras algo más frescas. Atención también con las puertas del patio trasero; mejor cerrarlas, sobre todo en las horas de más calor.

Sábanas de algodón y bombillas incandescentes

Seguramente es algo bastante evidente, pero por si hay algún despistado en la sala: las sábanas de franela, para el invierno, las de algodón, para el verano. Aunque las de seda u otros materiales puedan resultarnos más atractivas, nada como apostar por el algodón: ganarás transpiración y frescura. Lo mismo con las bombillas incandescentes: si aún las tienes en casa, quizá es el momento de deshacerte de ellas y apostar por las de bajo consumo o la luz LED. ¿Sabías que las bombillas incandescentes convierten el 90% de la energía que consumen en calor?

Reduce las fuentes de calor

Hablamos de no poner lavavajillas ni lavadoras en las horas de más calor del día, así como cocinar con la puerta de la cocina cerrada y la campana encendida, pues esto te ayudará a disipar el aire caliente que proviene de cacerolas, fogones, etc. Ojo también con el uso de aparatos eléctricos, procura tenerlos apagados; si tienes que mantenerlos encendidos, mejor en habitaciones de poca convivencia.

Duchas de agua fría

Lo de ducharse con agua caliente para obtener un alivio agradable al salir de un ambiente sofocante no es bueno, es un mito; podría ser incluso contraproducente. Nuestro cuerpo lucha por regular la temperatura corporal en torno a los 36ºC por lo que nuestro deber pasa por ayudarlo a permanecer en esa temperatura, ya sea bañándonos en agua fría, bebiendo agua, etc.

Viste de verano también tus estancias

Piensa en cortinas, fundas de sofá, etc. y apuesta por los colores claros, blancos, pálidos y crudos; éstos reflejan mejor la luz, aportando más luminosidad pero calentando menos. Como nota mental, las persianas opacas aíslan mejor que las traslúcidas.

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